lunes, 17 de agosto de 2015

Yauyos: Refugio Natural

Manuel Rentería. Revista Rumbos (La República)
Experiencias vivenciales y hallazgos sorprendentes en la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, un destino en el que divertirse y pasarla bien no es una misión imposible.    
Alcibíades tiene una misión y está mentalizado en cumplirla. No es una misión imposible, como las de la antigua serie de televisión, aunque hay que decir que la tarea implica una buena dosis de aventura. Eso sí, para lograr su objetivo, no tendrá que enfrentarse a ningún espía y menos eliminar a algún agente secreto. Tampoco echará mano de armas sofisticadas o extraños artilugios.
Le bastará ser preciso con sus palabras y certero en sus pasos. La explicación justa y el rumbo correcto. Esa es la estrategia que plantea y ejecuta para que los visitantes que arriban a su pueblo de casitas de adobe, senderos de piedra y vastas andenerías prehispánicas disfruten y jamás olviden su estadía en el distrito de Laraos (Yauyos, Lima).
Esa es la misión –siempre cumplida– de Alcibíades Beltrán Santiago, un guía local que conduce a sus viajeros por rutas espléndidas, de esas que dejan a todos con la boca abierta, especialmente en la laguna Cochapampa, donde se crían y se sirven riquísimas truchas. Buen provecho en una zona rural, en la que hombres y mujeres trabajan el campo y enhebran sus sueños en magníficos trabajos textiles.
Adiós Laraos. Otros destinos. Viaje carretero hacia Huancaya y Vilca. Allí, la guía Susan Gamión Zárate toma la posta en la misión de mostrar lugares inolvidables, como las lagunas Piquecocha con sus 17 especies de aves, y Huallhua, donde nace la cascada de las Rosas. También el mirador Cantagallo (3.869 msnm), que permite observar el bosque del Amor y el espejo de agua de Papacocha.
Tanto por conocer en Nor Yauyos Cochas, una reserva paisajística que es andanza de chasqui en Puncavaqui, un tramo del Camino Inca, y tierra encañonada en Shutjo, un paraje del distrito de Canchayllo (Jauja) habitado por vizcachas, venados y diversidad de aves. La misión está cumplida y el éxito se festeja con pachamanca. Un manjar de los dioses en un pequeño paraíso de la sierra de Lima y Junín.

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